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07 febrero 2015

Una conversación

Me gusta imaginarme que estamos conversando, frente a una mesa en un cafe amable.
Hace
poco más de un mes que nos separamos, cada uno rumbo a sus propios
planes estivales. Deseo que los tuyos personales, como los míos,hayan
transcurrido sin tropiezos.
Lo que creo que no esperábamos ninguno de los dos, eran los hechos que ocurrieron en enero. 
Acepto que venimos "naturalizando" niveles cada vez más alarmantes de violencia cotidiana. De todo tipo.
Pero
la muerte, cada muerte, no es posible naturalizarla. El crimen, el
asesinato de un fiscal, protagonista de una seria denuncia, en una torre
aparentemente muy segura, con custodia de la policía Federal, no puede
pasar como un hecho más.
Por eso te escribo hoy. Porque necesito sentir que también vos rechazás ese crimen.
Podemos
estar de acuerdo o no en muchas cosas. Pero para convivir, para
compartir un suelo, una bandera y una constitución, tenemos que cultivar
ciertos valores básicos.
Y para estar de acuerdo o en
desacuerdo, para aliarnos o competir, tenemos que estar vivos. La vida
es el cimiento que soporta todo lo demás.
Cuando la vida no
está garantizada, porque los delincuentes andan sueltos, la sociedad
pierde sentido. ¿Para que estar juntos, si no sabemos cuidarnos?
Y la categoría delincuentes es muy amplia, y parece crecer sin pausa.
No
quiero sentirme solo entre la gente. Y es lo que me pasa viviendo lo
que pasa. Es como si mirara para todos lados y solo viera sombras
espectrales moviéndose no sé porque razones.
Necesito la
compañía, la pertenencia, el encuentro. Necesito sentir que al otro, que
a vos, también te preocupa y te ocupa que sigamos adelante. Que
rechazas este ignominioso estado de cosas, la vulgaridad guaranga que
pretende coparnos, este aletargamiento en el que parecemos hundirnos,
viendo desaparecer en el horizonte el país que pudimos ser, frente a la
distópica realidad que nos envuelve.
Hay un momento en que un
estado de cosas intolerable, debe ser interrumpido. Es el derecho a la
rebelión. El momento revolucionario. No tiene porque ser violento. Es
una experiencia intima, de cada uno. Una vivencia del alma.
Para
que el cambio empiece, y se sostenga en el tiempo, y abra nuevas vías
para nuestras vidas, es necesario una convicción firme y una voluntad
templada.
Hay que cerrar la etapa de los mitos, que nos han
deslumbrado hasta ahora y volver a las cosas, los hechos, los gestos mas
simples.
Tenemos que sublimar las energías que este crisol de
razas encierra, con su multiculturalidad sostenida a lo largo de más de
un siglo y con esa fuerza, actualizar nuestro pacto constitucional de
convivencia,"para nosotros y para todos los hombres del mundo".
Nuestra mente y nuestro corazón deben crear lo nuevo que pueda salvarnos del naufragio.
Por
eso me alegra poder hablar con vos, Me alegra que estés del otro lado
de  la mesa, mientras entra el sol por la ventana. El sol entra y nos
ilumina. Con su luz podemos trabajar, estudiar y gozar de las maravillas
de la naturaleza. Que su luz tambien nos permita ver el camino, solo el
camino de cada día. Basta de mercaderes de ilusiones que prometen
horizontes y le adosan al hermoso nombre de Argentina, adjetivos
grandilocuentes que no necesita.
Este año tenemos que elegir. Me gustaría que elijamos vivir juntos, y que elijamos construir juntos. No solamente ganar.

04 febrero 2015

El Indec, hoy: la máquina de la mentira

El Indec, hoy: la máquina de la mentira



El 29 de enero pasado se cumplieron ocho años de la intervención
oficial , que incluyó, desde el primer día, la persecución de
trabajadores. 

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