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28 agosto 2007

¿Es la democracia un abuso de la estadística?

Muchedumbres que marchan

 

Durante este año, cuando el 29 de enero la nombraron a Paglieri en el IPC,  comenzó a desarrollarse una odisea que tuvo como escenario el INDEC, donde la semana pasada los estoicos defensores de la plaza, aceptaron un arreglo que aumenta la preocupación sobre el desenlace final de ese enfrentamiento.

En estos días comenzara formalmente la campaña electoral destinada a elegir Presidente y legisladores y parece un momento propicio para celebrar, como muchos mencionan,  los 24 años de democracia que hemos vivido desde 1983. ¡Que bueno es que el pueblo vote!

Sin ninguna duda, votar es esencial. Si no se produce ese acto elemental y multitudinario, la democracia no funciona. Sin duda que votar es necesario.

¿Pero es suficiente? ¿Para qué se vota? Para elegir entre distintas propuestas y diversos candidatos. ¿Cómo surgen esas  propuestas y esos candidatos? ¿En que forma se elaboran las ideas y los proyectos que configuran la plataforma de pensamiento de cada propuesta? ¿Cómo se preparan y llegan a ser candidatos los hombres que deberán llevar adelante esa plataforma?

Dicho de manera directa, los ciudadanos antes de votar, ¿tienen alguna oportunidad de participar en el proceso preparatorio que después se sintetiza en la elección de una boleta, entre otras tantas  en la mesa del cuarto oscuro?.

Para que pueda hacerlo de manera activa y crítica, necesita una preparación que solo puede dar la educación. Por eso la importancia fundamental de la escuela en el desarrollo del pensamiento crítico, independiente y creativo.

Pero además del pensamiento, es necesario contar con información sobre los hechos, las tendencias y las perspectivas que constituyen el estado actual de cosas, desde el que se parte. Los niveles, los ritmos y las relaciones entre los diferentes fenómenos naturales, económicos y sociales son los ladrillos que hacen factibles las proyecciones y las metas hacia se quiere dirigir el conjunto de la sociedad. Por eso importa tanto un sistema estadístico público independiente que proporcione a todos los ciudadanos los datos que permitan alimentar el pensamiento y sostener las opiniones.

Por eso es tan grave lo que pasa en el INDEC. Ese organismo, con todas sus flaquezas e imperfecciones, era un Instituto que durante décadas fuimos construyendo los argentinos. ¡Si, nosotros…entre todos!. No fue ni el Gral. Frío, ni el Dr. Calor, ni la inquieta Senadora Humedad, ni tampoco el silencioso Diputado Otoño y mucho menos el Secretario Oscuro, los que hicieron esa obra

¿Por qué es de todos nosotros?. Porque durante años y años, las familias, los comercios, los profesionales, los mismos gobiernos, fuimos aportando datos y mas datos, con los censos, las encuestas, los registros, que se fueron atesorando en las bóvedas digitales de los bancos de datos del INDEC. Provincias y municipalidades contribuyeron con sus propios valores.

¿Y como se pudo hacer eso? Simplemente porque a lo largo de los años se fue afianzando un vinculo de confianza en el uso discreto y respetuoso de los datos por parte del INDEC, que demostró en reiteradas oportunidades, que era un celoso custodio de la privacidad de sus informantes, la que se guardaba tras la muralla protectora del secreto estadístico.

Se podrá objetar, con múltiples ejemplos del campo económico, que esos temas son demasiado complejos y muy técnicos. Si se toma ese camino, se resuelve simplemente que solo algunos califican para opinar en la formulación de los proyectos y entonces el votante queda convertido en un autómata destinado a apostar  su voto, sobre inexplicables y abstrusas formulas, fuera de su comprensión.

Y así el emotivo espectáculo de las muchedumbres que marchan, armadas solo con su identidad, hacia el comicio, se convierte en una burda parodia, vacía de contenido, pero sobre todo, ausente de esperanza...

Porque el informante no es un participe frívolo en un proceso que le es ajeno, sino un protagonista central del éxito o del fracaso de la estadística.

Como en el comicio, el informante estadístico siempre podrá dar una respuesta, pero la calidad de la misma dependerá de la información que tenga y de la confianza que sienta.

En consecuencia, ¿cómo podemos decir que anda muestra democracia, que se acerca orgullosa a sus 24 años corridos de actividad ininterrumpida? Pues anda como nuestra educación y nuestro sistema de información, como nuestras costumbres y valores. Necesita un esfuerzo sostenido para mejorar y fortalecer sus cualidades republicanas, que no brillan demasiado   

 

 

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