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12 diciembre 2008

No perdamos la memoria (tambien...)

Buenos
Aires, 13 de Diciembre de 1821



Los
conocimientos estadísticos no han servido por dilatado tiempo más que
de rasgos de curiosidad o adorno para la historia. Pero cuando llegaron
a copiarse hasta un grado que fijaron la meditación de algunos talentos
originales, apareció la economía política que rápidamente se elevó al
rango de una ciencia: ésta retomó los principios de todos los gobiernos,
a quienes ha dejado, sin embargo, en la vaga situación en que ella misma
se halla; porque habiendo su teoría adquirido la perfección de que es
susceptible, no ha sido hasta el presente feliz en los pasos que ha dado
hacia la aplicación de ella a la práctica. Mas ya la estadística se presente
como el único medio de dar a la economía política la utilidad que la sociedad
le demanda, y a los gobiernos el medio más seguro de calcular siempre
su marcha, y de sacar de los mismos efectos de ella ideas originales que
hagan salir continuamente su administración en saber y beneficencia. Estas
consideraciones son sin duda de una aplicación general, mas se controlan
de un modo especial a los países que comienzan su carrera y tienen un
vasto campo que recorrer. En fuerza de ella es, que el gobierno ha acordado
y decretado lo siguiente.

1.- Desde el primer mes del año próximo se publicará en cada una
de ellas un periódico bajo la denominación de Registro Estadístico.

2.- La materia del Registro Estadístico verá los estados, razones,
actos, y observaciones de la estadística en general del territorio de
la provincia.

3.- El ministro secretario de gobierno encargará a un individuo
hábil la redacción del Registro Estadístico, bajo el plan que él se hará
presentar y apruebe.

4.- El ministro secretario de gobierno queda encargado de la ejecución
de este decreto que se insertará en el Registro Oficial.


Martín
Rodríguez

Gobernador


Bernardino
Rivadavia
Ministro
de Gobierno

10 diciembre 2008

Estamos cada vez más solos

Estamos cada vez más solos. En lo personal a
disposición de la delincuencia más cruel y sanguinaria. Obligados a
enrejarnos, a armarnos, para defendernos,.

Como
grupos, empujados a defender de la manera más primitiva nuestros
derechos, o lo que consideramos nuestros derechos, atropellados,
ignorados, burlados. Parados en las calles, en las esquinas, en las
rutas, sin el recurso de la razón, enfrentados entre nosotros. Azuzados
por estentóreas gargantas que terminan siendo funcionarios, llevados a
los sillones por nuestras espaldas agobiadas y doloridas.

Pobres
defendiendo, sin la menor certeza, causas impuestas por los señores del
mundo, frente a otros pobres. Sobre puentes de papel cortados en
repudio a las papeleras.

¿Donde están los que
deben estar atendiendo estos problemas?. ¿Donde quedó el sistema que
inventamos para que la vida se pueda vivir?.

Legisladores, jueces, mandatarios de distintos niveles: nacionales, provinciales, locales. ¿Para que están?

Si
tenemos que cuidarnos solos, tenemos que defendernos solos, tenemos que
representarnos nosotros mismos, tenemos que imponer lo que creemos que
es nuestro derecho por nuestra propia cuenta. ¿para que queremos
gobiernos, para que queremos juzgados, para que queremos cámaras o
concejos?

Volvamos a la vida simple y
peligrosa del salvaje. Reconstruyamos el mundo primitivo y dejemos a
los señores del mundo que disfruten de nuestros bienes, a cambio de
espejitos de colores, como siempre. Seamos otra vez salvajes,
olvidándonos de los intentos de superación que han quedado tan lejos en
el camino. Y aplaudamos con mirada ingenua, a los señores del fuego que
tienen el poder y juegan a la guerra. De verdad o comerciando armas, a
la sombra de los inconfesables intereses acunados en sus mentes
tortuosas y afiebradas, por la ambición y la borrachera del poder, que
disfrutan matándonos, en aras de sus falsos dioses, que grotescamente
llaman libertad, derechos humanos, protesta social, democracia o
república, vaciando de contenido esos ideales de la humanidad y socavando esperanzadoras utopías.

Mientras el hambre y la mugre señorean en las calles y las propias madres arrojan sus hijos a las zanjas, los viejos son quemados con agua caliente y cada noche una virgen es violada, y cada dos por tres también la matan. Frente a eso, ¿alguien puede decirme qué importa que los delitosse cuenten por unidades por día, mes o año y que a la economía la midan en porcentajes con tres decimales? ¿A quién le puede importar la vara con que se mide, cuando el paño está teñido de sangre?

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