Logo in Spanish

10 abril 2021

Desventuras del censo qué no fue.

 


Hugo Oscar Ambrosi

 

¿Cómo puede ser que nuevamente el censo
se haya postergado?

 

¿Cómo puede ser que nuevamente el censo se haya postergado y se decida hacerlo fuera de tiempo y forma?

Dicen que hay que hacer el censo y para qué hay que hacerlo, es la información que necesitamos para evaluar qué significa la decisión reiterada de postergarlo. Pasó en 1990 en la presidencia de Menem, se repitió en el 2000 en la presidencia de la Rúa, vuelve a ocurrir ahora en la presidencia de Fernández.

De los últimos 4 censos tres fueron postergados. Ya parece más normal postergarlo que hacerlo en la fecha que indica la ley, como una expresión más de la naturalización del desorden a que nos hemos ido acostumbrando insensiblemente, cómo la rana en el agua que se calienta poco a poco, hasta morir.

El censo se posterga por la pandemia, pero tampoco se textea, ni se rastrea ni sé vacuna para controlar la pandemia. ¿Qué está pasando en la Argentina?

Resulta curioso que una orden constitucional puesta explícitamente en la Carta Magna, sea desobedecida por un funcionario de tercer nivel, que no tiene competencia para fundamentar el abandono de una tarea que está en la base del funcionamiento de la República representativa y federal.

Debemos admitir qué la realización del censo es el procedimiento que dispone la Constitución para regular la representación parlamentaria, permitiendo que cada ciudadano este representado equitativamente, permitiendo que los habitantes de cualquier fracción del territorio estén representados en forma proporcional a su número, en la misma medida.

¿Qué es lo que se extraña en una medida como la que se ha anunciado? La intervención de las autoridades políticas, particular las parlamentarias, tanto diputados como senadores. Los primeros porque su distribución sobre el territorio dependerá de las cifras censales. Los senadores porque deben custodiar el peso que cada provincia tenga, como expresión federal.

Podríamos detenernos en una multitud de cuestiones técnicas, dudas alarmantes que despiertan los procedimientos que han sido mencionados para el desarrollo del censo.

Al respecto hay una sola regla rígida y fundamental, qué puede expresarse diciendo que las operaciones a desarrollar deben garantizar de manera transparente que se haya contado, estrictamente contado, todos los habitantes del país, una y sólo una vez, asignado ese número al lugar de residencia, desde donde se elegirán en el futuro los legisladores.

Pero ahí no termina la triste historia de los censos en Argentina. Hemos dicho más arriba que el censo se hace para definir el número de habitantes sobre el cual se aplicará la forma de representación de acuerdo a la cláusula constitucional. Hace más de 30 años que no se aprueban las cifras censales a los fines de cambiar la representación de la población en los órganos legislativos.

Esto no es pandemia, ni déficit fiscal, ni otras causas conspirando contra el funcionamiento de la república.  

Fue la pura y libre voluntad de los legisladores. Sucesores de aquellos que, durante 33 años desde 1914 hasta 1947, postergaron la realización del censo nacional de población socavando el principio de representación esencial en la vida republicana, y ahora durante más de 30 años han ignorado las cifras censales, que es como si el Censo no se hubiera hecho en  1991, 2001 y 2010, al no actualizar, con las cifras compiladas decenalmente, los  parámetros de la representación proporcional en la Cámara de Diputados .

 

 

09 abril 2021

Ascenso y caída de los Estadísticos argentinos

 

Algunas reflexiones sobre el camino andado

Hugo Oscar Ambrosi 

Una conversación necesaria

La gran disrupción que estamos atravesando nos obliga a pensar lo que hemos estado haciendo, para replantearlo y si conviene, articularlo con lo nuevo.

Estas reflexiones no buscan culpar a nadie. Las cosas que se hicieron, buenas o malas, ya están para siempre fijas e incorregibles, en el pasado. Tampoco nadie debe sentirse atacado, por lo que son ideas en busca de contrastación o debate.

Me gusta imaginar que estas reflexiones y recuerdos impulsaran una conversación, un encuentro guiado por el ánimo de aprender unos de otros, sin conclusiones ni cierres. Una conversación que perdure y nos configure como un colectivo racional, capaz de evaluar sus pasos, y desarrollarse con la contribución de todos sus integrantes.

Semejante ambición tal vez suene utópica, pero creo que es necesaria para que la Estadística intervenga con sus poderosos recursos en el diseño del futuro, proporcionando el instrumental para controlar el rumbo que nos conduzca a una sociedad libre y solidaria con oportunidades para todos.

Los Estadísticos somos producto de una utopía extraordinaria, que surgió en la cabeza y el corazón de Carlos E. Dieulefait, el “profesor Dieulefait” como exige nombrarlo su pasión docente. El y un pequeño grupo consumaron la sorprendente creación de la carrera de Estadístico Matemático, que ha recorrido, con diversos cambios el tiempo de varias generaciones.

Las siguientes reflexiones son el tejido de recuerdos y esperanzas, los dos polos entre los cuales transita la vida con el propósito de renovar la visión de nuestra profesión, abrevando en la memoria de su esencia invariable.

-I-

El origen

El año 1948 se funda la carrera de Estadístico Matemático en Rosario. Para entender la importancia de ese hecho es suficiente recordar que fue la primera escuela de nivel universitario, en un país de habla española.

Han transcurrido más de 70 años desde aquel momento que, a la luz del impulso que animó a sus fundadores, resulta de plena justicia reconocerlo como histórico. No solamente en el predio particular de la estadística sino también como un gesto profundo de la sociedad en busca de perfeccionarse y fortalecer el desarrollo humano de sus integrantes.

Creo que es conveniente destacar la claridad conceptual y el profundo entendimiento de cómo debía ser la formación de los Estadísticos Matemáticos, para que su desempeño en los diversos campos, rindiera los frutos que el aporte de la estadística promete como rectora de la experiencia y prudente avizora del devenir en su desarrollo y perspectivas.

Una dinámica especial animó al grupo pionero, que con encomiable esfuerzo y dedicación condujeron una estricta y exigente formación teórica con un temprano y también intenso contacto con las cuestiones prácticas, que en torno de los datos convocan una trama de relaciones humanas, de urgencias y prioridades, de necesidades y recursos, que constituye el verdadero campo en el que la estadística debe dar su batalla. La estadística, avanzada audaz de.  la razón humana, batiéndose en medio de la incertidumbre y el riesgo.

Así durante los dos primeros años (1948 y 1949) informa el Profesor Guido Liserre, ingresaron a la carrera 104 alumnos. Otro dato interesante, como antecedente, es el número de egresados a partir de 1951, teniendo en cuenta que la carrera duraba tres años. En la década 1951-1960 egresaron en promedio, 7,3 graduados por año   . Es importante retener esa cifra de egresos por año, con un mínimo de 1 y un máximo de 13.

El destino de esos primeros Estadísticos fue cubrir importantes puestos en organismos   públicos y empresas, lo que visibilizó la carrera.

 Id por todo el mundo

Mientras los hechos sucedidos durante aquellos años iniciales se alejan en el tiempo, duele la ausencia de una memoria que haga justicia de aquella labor épica, rescatando las huellas de los pasos dados entonces.

La Estadística era la Buena Nueva que, con celo apostólico, pregonaban incansablemente, de lunes a sábado, los fundadores de la carrera. El mandato hacia los discípulos era “¡creced!” y, frente al mundo que observaba con curiosidad, proclamaban “¡multiplicaos!”. Expresaban un Génesis laico de un mundo que se estaba formando.

Hoy podemos reconocer la importancia de esos gestos, que destacan el servicio que los fundadores se propusieron prestar a la nación, al preparar rigurosamente a los profesionales que contribuirían a colocar a lo largo y  a lo ancho del país,  los cimientos de un servicio estadístico nacional, según los dictados de la ciencia estadística y de las buenas prácticas reconocidas.

La década del 70, vista en perspectiva, refleja un momento de especial importancia en el desarrollo de la profesión estadística y abre una etapa cargada de expectativas.

En 1968 fue sancionada la ley 17622, en cuya redacción tuvieron directa participación el Prof. Carlos E. Dieulefait y la Doctora Clotilde Bula, de la Escuela de Estadística de Rosario, junto al Profesor Fausto Toranzo de la UBA. Esa ley marcó un quiebre en la visión burocrática en que habían caído las estadísticas publicas argentinas y propuso altos estándares de organización y calidad.

Aunque hoy puede cuestionarse el tinte tecnocrático de su concepción, la nueva ley fue la “ley posible” en ese momento. Así lo entendió el Prof. Dieulefait, que en charlas privadas se refería a las limitaciones de la ley, considerando que era un primer paso en un camino a recorrer.

El modelo que él prefería contemplaba la organización de un Consejo Nacional de Estadística, que recogiera las necesidades del país y contribuyera al diseño de una estrategia nacional de estadística.

El proceso de adhesión a la nueva ley, que tuvo lugar en las provincias, responsables de las estadísticas oficiales según la Constitución, produjo una saludable renovación en las oficinas provinciales,

En pocos años la muchas de ellas fueron dirigidas por Estadísticos graduados en Rosario. Eso provocó naturalmente nuevas convocatorias, cuando esos responsables requirieron la presencia de otros colegas, para fortalecer técnicamente a las direcciones provinciales.

Se produjo así una demanda de profesionales en dependencias del Sistema Estadístico Nacional, que alimento la esperanza de que la profesión se consolidara y desempeñara el papel que los fundadores de la carrera imaginaron para ella.

Es interesante considerar la influencia que ejerció esa mayoría de directores provinciales con formación Estadística, ya fueran egresados de Rosario o funcionarios con idoneidad, interés y compromiso como efectivos “estadísticos administrativos”.

Por ejemplo, las Reuniones de Directores Provinciales convocada por el INDEC alcanzaron una dinámica e intensidad muy elogiable, influenciadas por la cultura común que compartían todos los participantes. Vale decir todos, porque esa mayoría, técnicamente sólida, lograba ganar la simpatía y la adhesión de los colegas menos especializados, pero igualmente comprometidos. Y eso fue altamente positivo y beneficioso para todo el sistema.

Es oportuno señalar que ese proceso y las condiciones imperantes en las provincias fueron un factor determinante del éxito del Censo de 1980, que fue dirigido por un equipo de claro perfil estadístico.

Parecía que el sistema propuesto en la ley 17622, de centralización normativa y descentralización ejecutiva, finalmente se plasmaría en la realidad, en un equilibrado balance entre los intereses nacionales y la rica diversidad del mosaico provincial.

Las reuniones regionales favorecieron que se pusiera el foco en las necesidades locales, que al nivel de pequeños grupos de provincias vecinas permitieron compartir experiencias y facilitaron la cooperación horizontal.

En paralelo, la cantidad de Estadísticos trabajando mancomunados, llevo al despertar de la conciencia colectiva en la profesión. Como consecuencia. surgieron la Asociación de Graduados en Estadística de Rosario y el Colegio de Graduados en Estadística de Buenos Aires.

La Asociación logró avanzar hasta lograr la inclusión de los Estadísticos en el CPCE de Santa Fe, que hasta el presente es el único lugar del país donde ha sido regulado el ejercicio profesional.

Sin embargo, todavía existe una gran deuda en cuanto al control, en los casos de ejercicio ilegal de la profesión, y cuando no se respetan las competencias para el desempeño de cargos específicos en la Administración Pública Provincial.

La parábola del tiempo

Ese ímpetu, esa clara y definida dirección, se fue diluyendo a medida que aquel fuego inicial se alejaba en el tiempo. Las circunstancias, el contexto, donde se expresan fuerzas y factores diversos, que alineados facilitan el crecimiento y desarrollo, pero cuando se agitan, convulsionan la historia y son capaces, como las energías telúricas, de ser deletéreos y destructivos.

El plan de estudios original fue reemplazado en 1958, en un intento de darle un sentido más aplicado, que se reflejó en cambio de nombre del título que otorgaba la carrera, cuyos egresados pasaron a llamarse Estadísticos a secas. A esos cambios sucedieron otros, como el de 1966, que incluyo un Doctorado, recuperando de alguna   manera el énfasis teórico matemático, sin desmedro del enfoque profesional del ciclo. de grado, aunque se resignó el nombre de Estadístico, expresión de compromiso profesional, sustituyéndolo por Licenciado en Estadística, más propio del clima académico.

Dejando por ahora el recorrido programático, resalta interesante poner la atención sobre el interés en la carrera, expresado por los alumnos inscritos y lo egresados emergentes de ese flujo de ingresantes.

A los efectos comparativos y como razón del título elegido, podemos observar que 30 años después de la creación de la carrera, entre 1978 y 1987, se graduaron 12,2 estudiantes por año, (entre 6 y 21).  Posteriormente, después del aniversario 50, entre 1998 y 2007, lo hicieron solamente 5,7 (entre 3 y 10. ¡La mitad que 20 años antes!

Esos números llaman poderosamente la atención. Especialmente porque esos años fueron testigos de hechos muy significativos en la revolución digital. El surgimiento a mediados de los 80 de la PC y en los 90 la WEB, instrumentos que permiten el pleno despliegue del potencial estadístico, tanto en materia de cálculo, como de almacenamiento y distribución de la información.

No escapa a nuestra observación, que la cantidad no es indicador de excelencia. Sin embargo, los números señalan una baja productividad institucional, en términos la preparación de profesionales altamente calificados.

Creo que subsiste una deuda, que tiene que ver con aquella promesa que muchos escuchamos sobre el brillante futuro que aguardaba a la ignota estadística, en algún futuro que tuvimos la ilusión de alcanzar.

-II-

La vida social de la estadística

Dice Liserre en su valiosa reseña de los 2 primeros años de la carrera (pág. 28): …”se trata de formar en el alumno “espíritu estadístico” además de […] en el estudio de las teorías estadística”.

La “experiencia de Rosario en la enseñanza de la Estadística”, como la llamó el Prof. G. Liserre, fue intensa y comprometedora, tanto en el orden académico, como a través de la proyección de ese “espíritu estadístico” en la sociedad rosarina.

La “sociabilidad estadística” fue desarrollada a través de varias vías, que fueron empleadas para extender los estudios y la acción de la carrera en el medio local y más allá.

Así el Centro Experimental de Investigaciones Económico-Estadísticas del Gran Rosario constituía el instrumento para el desarrollo de estudios e investigaciones que, al mismo tiempo de proveer valiosa información, también diera oportunidad a los alumnos de adquirir experiencia con las aplicaciones.

El “Ateneo de estudiantes de la carrera de Estadístico Matemático”, era  el encargado de recibir y asistir a los estudiantes que llegarían a Rosario de distintos lugares, así como de mantener contacto con organizaciones similares de otras regiones o países.

La Sociedad de Estadística de Rosario, que estaba formada por profesores, hombres del Comercio, de la Industria, de la Banca, de Gobierno, se reunía un promedio de 8 veces por año, en una cena de camaradería para escuchar una exposición sobre temas de actualidad de interés estadístico. A esos encuentros también eran invitados los alumnos avanzados de la carrera.

-III-

La caída

A partir de mediados de la década de los 80, el círculo virtuoso se fue debilitando hasta convertirse en un círculo vicioso. Ese giro se aceleró al perderse paulatinamente la conducción profesional de las oficinas de estadísticas, retrocediendo en el reconocimiento del carácter técnico y especializado de los conocimientos y sistemas de valores que implica ser Estadístico.

Al debilitarse las Direcciones provinciales, se resintió el balance interno del Sistema Estadístico Nacional, en términos de la Nación/Provincias, acentuando el centralismo del INDEC, posiblemente por falencias del propio régimen legal (ley 17622).

En ese punto se hizo evidente la ausencia de un órgano estratégico, como el Consejo Nacional de Estadística, capaz de mantener el rumbo del sistema, manteniendo distancia de las perturbaciones circunstanciales y de los intereses mezquinos, que intentaran desviarlo de sus fines primordiales. 

Lentamente se fue eclipsando el desarrollo que se vislumbraba años antes, y las organizaciones profesionales, Colegio de Graduados de Buenos Aires y el Consejo Profesional de Ciencias Económicas de Santa Fe, no ejercieron la representación esperada en defensa de la profesión, alertando sobre los riesgos que implicaba no aplicar el criterio de independencia y responsabilidad profesional, en el ejercicio de la Estadística, como medio de resguardar los intereses individuales y sociales.

La Escuela de Estadística de Rosario

¿Cuál ha sido el papel de la Escuela de Estadística en este proceso?  ¿Tiene alguna responsabilidad en el desdibujamiento de la identidad profesional?

Resulta difícil eximir al centro de formación más antiguo del país, de responsabilidades en la declinación de la profesión y en la pérdida del rumbo colectivo como profesión y en consecuencia en el desinterés individual en las estadísticas públicas.

A mediados de los ‘80, se produjo en la Escuela un cambio en su orientación, que mientras acentuaba la orientación teórica, por un lado, por otro reducía las materias aplicadas, modificando el equilibrio que había dotado a los Estadísticos de la suficiente flexibilidad intelectual y práctica, para desempeñarse en diversos campos como un profesional autónomo y señala la responsabilidad que cabe a la Escuela de Estadística en la situación actual.

En el año 2013 se llevó a cabo, por intermedio de la Comisión Asesora de la Escuela de Estadística, una encuesta a egresados de los planes 1992 y 2003.

En el ítem 6 de la encuesta se les solicitó a los consultados que expresen su valoración con respecto a distintos aspectos de su formación, en una escala de 1 a 5.

Se puede observar que los aspectos con mejor puntaje (+4), son los teóricos.

Las “cuestiones prácticas” (herramientas, trabajo en equipo, encontrar nuevas ideas/soluciones y rendir bajo presión y cumplir ciertos objetivos) califican debajo de 4.

Lo que llama la atención y ratifica lo expresado más arriba son los aspectos que hacen a la “capacidad de liderazgo y de comunicación”, que solamente obtienen puntajes de inferiores a 3.

Los temas más deficitarios son: Coordinar actividades, Redactar informes/documentos, Presentar en público informes/ideas, Movilizar capacidades de otros.

Entre la enorme riqueza de las opiniones expresadas por los encuestados, hay dos comentarios personales que resumen la evaluación de la formación frente a los desafíos de la práctica.

Plan 1992.

Considero que la universidad brinda una formación muy sólida a nivel teórico, pero que no prepara tanto al alumnado en la resolución de casos prácticos. Por otra parte, en la práctica me encontré con la necesidad de manejar grandes volúmenes de datos y muchas tablas diferentes, y como estadística no estaba preparada para la preparación previa de los datos.

Plan 2003

La carrera de Licenciatura en Estadística requiere alguna materia vinculada al liderazgo y el trabajo de equipo, como así también otra dedica exclusivamente a las estadísticas gubernamentales. También podría pensarse en una materia (esta podría ser optativa) sobre la estadística en la Investigación de las Ciencias Sociales. Ayudaría a entender mejor que rol juega la estadística en estas disciplinas, y nos ayudaría a poder armar mejores categorías para las preguntas / los indicadores

-IV-

El alma de la estadística

La situación existente y la insistencia académica en seguir proponiendo un perfil que limita marcadamente el campo profesional, nos lleva a preguntarnos que se ha perdido por el largo camino recorrido desde aquellos lejanos días de 1948.

Enormes cambios han tenido lugar en el mundo y muchos impactan directamente sobre nuestra disciplina. Por citar, las tecnologías de informática y comunicaciones han cambiado radicalmente el escenario de la estadística. De un mundo de escasez y privaciones, hemos ingresado en uno de abundancia creciente y correlativo poder.

Sin embargo, hay una constante, en medio de las turbulencias y multiplicidades técnicas. Algo que Liserre invoco en su resumen y que llamó “espíritu estadístico”. ¿A qué se refería?

Ese espíritu estadístico se ha ido revelando a lo largo de décadas. Y aparece como el soplo vital que anima la frondosidad de las técnicas, como la llave que hace de la Estadística un eje cultural que no es ajeno a nadie, Ese aliento hace que ningún hermetismo pueda enajenar la comprensión de la sociedad, si los intermediarios son profesionales didácticos y responsables.

Hoy podemos avanzar y reconocer en ese espíritu conocimiento y valores que, en el ejercicio profesional, implican el obligatorio cumplimiento de las buenas prácticas y el respeto de los requisitos éticos.

El pensamiento estadístico

 

La principal meta de la educación es crear
hombres capaces de hacer cosas nuevas

La segunda meta de la educación es
formar mentes que puedan ser críticas

Piaget

¿Que late bajo la frondosa diversidad de las técnicas? Dudas e inseguridades, que provienen del hecho incontrastable que la verdad, en toda su compleja realidad, no puede encontrarse despejando una incógnita, bajo un entramado de supuestos, de dudosa verificación y cumplimiento. Solamente arribamos a grados de verosimilitud, precarios y condicionales. Suscribimos convenios, conjeturales y transitorios, en los cuales basamos nuestras decisiones.

¿Cómo sanar ese desánimo, esa falta de confianza, que impide dar un paso adelante, y aleja de las responsabilidades?

Frente a la explosión de datos que caracteriza nuestra época, cabe preguntarse: ¿qué queda de la estadística si se le quitan todos los datos?

Queda la curiosidad, la sed de aprender, ese proceso en el que la razón metaboliza los nutrientes que la observación registra y la memoria almacena. Sin el aprendizaje no existe humanidad en nosotros.

Creo que no traiciono las palabras de Liserre, cuando se refería hace 70 años, a la formación del “espíritu estadístico”. Porque es en el espíritu donde se da la batalla del conocimiento. Donde arraiga la búsqueda de la verdad como propósito y voluntad.

Estadística es más que una deslumbrante colección de técnicas, que nos van proporcionando herramientas cada vez más poderosas, para que la búsqueda sea más rigurosa y precisa, y los resultados más relevantes, oportunos, confiables y accesibles.

El “pensamiento estadístico” se apoya en los postulados siguientes [1]:

ü la necesidad de datos

ü la importancia de la producción de datos

ü la omnipresencia de la variabilidad

ü la medición y modelado de la variabilidad

El estadístico desarrolla su acción en medio de las tensiones y los conflictos que animan la vida social. No puede ignorarse que las estadísticas son el resultado del juego de intereses de patrocinantes, productores, gente del oficio, proveedores, que representan en el escenario de la vida, un drama moderno cuyo libreto trata de “la revelación” estadística, la probabilidad de las causas, la verosimilitud, entre otros juegos de un lenguaje rico y poderoso.

Practicando la Estadística en las últimas décadas, hemos entendido que hay de pasajero o novedoso en la disciplina y que hay de invariable, de propio y esencial.

Esas calidades, que la convierten en una valiosa condición humana, hacen posible que la estadística tenga una vida social, que pueda circular y compartirse, que constituya un medio para que funcionen mejor las organizaciones humanas: el gobierno, las empresas, el tercer sector, así como los individuos que pueden tomar mejores decisiones en sus vidas personales. 

Por esa razón, es necesario que la enseñanza y la preparación de altos técnicos, tenga en cuenta los valores culturales que la estadística expresa, superando la visión cerrada y elitista, que pretende reservar para iniciados, generalmente muy pocos, el privilegio de apreciar los arcanos que oculta tras una “alta muralla matemática”, al decir de Bradley Efron.

Hablar de educación estadística, es reconocer que una sociedad  moderna y abierta, requiere de ciudadanos alfabetizados estadísticamente, en primer lugar, capaces de tener un pensamiento estadístico, de manera que ese “espíritu estadístico” atraviese la sociedad, porque una vez que el alma es tocada por el misterioso azar, y se reconoce la necesidad de los datos, para encontrar el rumbo en medio de una realidad donde impera la incertidumbre, será posible dar significado justo a la información disponible. Significado en términos de relevancia, oportunidad, confiabilidad y accesibilidad.

Hago votos para que una estadística cívica, enerve todo el cuerpo de la república y provoque finalmente un profundo compromiso entre democracia y estadística, como clave de una convivencia racional y solidaria.

 



[1] Estas ideas fueron utilizadas para formar la definición proporcionada por la Asociación Americana de Estadística (ASA) / Asociación Matemática de América (MAA) Comité Mixto sobre la titulación de Estadística

 

02 abril 2021

Una pobre sociedad

 

Ese ánimo adormecido, esa sensibilidad apocada, ese ejercicio constante de mirar al costado y de no meterse, es él que permite el crecimiento, como una hierba mala, de pretenciosos amorales que se encaraman al poder y siguen cavando el pozo en que nos hundimos

Se difundieron los datos del nivel de la pobreza en la Argentina, en el segundo semestre del año 2020. 

Cuatro de cada 10 argentinos son pobres. Seis de cada diez adolescentes son pobres.

Cuando la pobreza se extiende hasta los niveles mencionados,  en profundidad, ¿qué es lo que está pasando?

Una lectura superficial nos llevaría a distinguir que hay un sector, la otra mitad de la población, que no es pobre. Lo que lleva a preguntarnos , ¿qué pasó?, ¿Cómo pasó? Y finalmente, ¿por qué pasó?

Al buscar respuestas para esos interrogantes vamos tomando conciencia que no estamos frente a una sociedad pobre, sino que es un caso patético de pobre sociedad.

Cuando la exclusión discrimina un número tan grande de personas, el eje del razonamiento deja de ser cómo estimularlos, cómo compensar las desventajas de haber nacido pobre, y toma cuerpo la fuerte convicción que la raíz del mal no está en la naturaleza empobrecida de las víctimas sino en las múltiples formas del egoísmo mezquino que señorean en el ánimo de los que se apoltronan en su zona de confort.

Mirando para otro lado, se permiten seguir sus vidas, ignorando las miserias que los rodean, donde cada vez con más frecuencia, se cruzan sus vidas con una mano tendida pidiendo ayuda

Entonces el pensamiento que surge y, a  veces la palabra acompaña, es un reclamo al gobierno, por la condición del miserable que duerme en la calle, y que le provoca incomodidad al viandante que es interceptado por su demanda de ayuda.

El futuro de esa sociedad con tales índices de pobreza y de miseria es muy oscuro. Y evitar caer en el abismo es muy difícil.

Es difícil porque la inversión de los términos nos permitirá entender qué es lo que pasa realmente en lo profundo de esa sociedad en crisis. No se trata de una sociedad pobre, sino de una pobre sociedad.

Una sociedad con la conciencia adormecida como denunció Eduardo  Mallea hace más de 80 años, una sociedad anómica indisciplinada y rebelde cómo describió Carlos Nimo hace 60 años. Una sociedad víctima de cuentacuentos políticos, que usaron la fantasía de un relato imaginario, durante los últimos 80 años, para ocultar su incapacidad  para conducir o directamente su naturaleza ventajera y aprovechadora de las delicias del poder.

Ese ánimo adormecido, esa sensibilidad apocada, ese ejercicio constante de mirar al costado y de no meterse, es él que permite el crecimiento, como una hierba mala, de pretenciosos amorales que se encaraman al poder y siguen cavando el pozo en que nos hundimos.

Frente a ellos sólo queda repetir gritando a voz en cuello aquel llamado de Mallea cuando clamaba convocando a los argentinos insomnes, argentino sin sueño, a cambiar, a levantarse, a emprender la fenomenal tarea de salvar a la República y rescatarla del fango en el que hoy yace postrada.

Practicando esa virtud de la unión, de la fraternidad, de la generosidad y el desprendimiento. Abandonando esa desdichada tara de la viveza qué tan caro nos ha costado.

Si somos capaces de darnos la mano, si somos capaces de volver a abrazarnos, si tenemos la humildad de ponernos a tirar del carro todos juntos, podremos caminar hacia un futuro más digno de nuestra historia, que reciba a nuestros hijos y nietos con las ilusiones que merecen tener en la vida.

Hugo Oscar Ambrosi

B AIRES

Abril de 2021


Visitas

Búsqueda

Google

Mapa de visitantes

Myspace Map

Clima... más estadística