Buenos Aires, diciembre
6 de 2023
Señor Presidente
D. Javier Gerardo Milei
Presidente de la República Argentina
Sr. Presidente:
En primer lugar, permítame celebrar su victoria y expresarle
mi agradecimiento por darnos la oportunidad de poner fin a la decadencia
argentina.
Ud. se levanta como el mariscal que nos convoca al pie de
la bandera de la libertad, para reivindicar los valores que supieron honrar
nuestros héroes, que regaron con su sangre medio continente.
La Argentina bajo su liderazgo debe abordar una
transformación gigantesca, que pondrá los cimientos de un gran país, observados
por los “libres del mundo”, que responderán entonces “¡al gran pueblo
argentino, salud! “
Esa construcción colosal requiere esfuerzos y un permanente
dialogo, para mantener el rumbo, reunir fuerzas, labrar acuerdos.
Para ello necesitamos cultivar un arte de la
argumentación, basado en una representación compartida de la realidad, que proporcione
la evidencia a tener en cuenta y un pensamiento disciplinado que interpele,
sobre el campo demarcado por la evidencia, la diversidad de preferencias y las
pugnas de intereses, todos teñidos por urgencias contradictorias.
La estadística aporta materiales críticos a esa “nueva
retórica”, libre de las falacias codificadas por Bentham y Schopenhauer. Pero
para ello es necesario también un giro copernicano, para el cual es menester
admitir que las estadísticas públicas, las que sirven al ciudadano y a
la república, no son una fórmula, son esencialmente un convenio.
Son un contrato por el cual las partes aprueban su
elaboración y consecuentemente los resultados obtenidos, de tal manera que el
debate sea sobre la interpretación de esos datos con respecto al problema en
consideración, sea económico, social o político.
Lograr ese cambio implica poner de cabeza lo que se ha
entendido, durante más de medio siglo, que debía ser el sistema estadístico
nacional, estructurado por la ley 17622, sancionada por el gobierno del Gral.
Onganía, en 1968, como parte de un sistema de planificación y seguridad que, al
desaparecer, ha dejado a las estadísticas como un residuo burocrático, en
lugar de ser el órgano vivo que enerve el cuerpo social con información vital
sobre sus miembros y su estado.
Una mera “fábrica de cifras”, como lo ha llamado algún
autor, no es ni de lejos suficiente para un país que emprende un camino como el que Ud. propone.
Las estadísticas cívicas de un país deben responder, en
primer lugar, al propósito que orienta su sociedad, atendiendo la demanda generada
por sus diversos protagonistas.
En una república sobresalen especialmente los requerimientos
propios de la ciudadanía. Hace más de 100 años, H.G Wells sentenció que “llegaría
el día en que saber estadística sería tan importante para ejercer la
ciudadanía, como leer y escribir”. Y ese tiempo ha llegado. El principal
remedio para las fallas de la democracia es una ciudadanía informada y
capacitada para interpretar la información disponible.
Sr. Presidente
En
consecuencia, así como en tiempos de Sarmiento el desafío fue enseñar a leer
y escribir, hoy es urgente la “alfabetización estadística”, como capacidad
de leer la realidad e interpretar la experiencia.
Es tiempo de que la democracia salde su deuda con la Estadística, dándose la ley que merece, como parte del “reinicio” que tendrá lugar a partir del 10 de diciembre. Debe ser definida una estrategia nacional de desarrollo estadístico[1] que responda al desafío de la enorme transformación propuesta por Ud. y acompañada por una abrumadora mayoría de argentinos.
Deseando que triunfe en su
patriótico empeño, lo saludo con mi mayor consideración.
Dr. Hugo Oscar Ambrosi
Estadístico
[1] Las
ideas resumidas en esta nota las desarrollo en mi libro “La República de los
datos”, que incluye un proyecto de ley de estadística.