Que el apagón del INDEC no impida ver lo importante: el carácter federal del sistema estadístico.
Dr. Hugo Oscar Ambrosi
Tampoco puede cambiar las cosas,
una ley de estadística aislada de un programa político, comprometido y
participativo, con metas claramente definidas. Una ley de estadística amplia y
moderna, debe ser código y agenda de trabajo, estandarte y garantía de la
acción colectiva.
Clarín, el 31 de enero de 2007, publicó: “La historia, en
estos casos, la escriben los que miden.”, en ocasión del combate final por la
toma del INDEC. Ayer, casi 9 años después, se publicó el decreto 55/2018, que
declara la Emergencia Estadística. O como se está diciendo, el “apagón
estadístico”. Para reparar el gran desaguisado
En aquella fecha se separaba de sus funciones a la Directora
del Índice de Precios, que hoy pasó a revistar como Directora Técnica del
INDEC.
El periodista llamó a esas escaramuzas una fase de una
guerra atípica, que se libra sobre bases de datos, ponderadores y otros
elementos estadísticos: la puja entre el Ministerio de Economía y el INDEC.
Si se lee el decreto 55, se encuentra en el cuarto párrafo de
los considerandos la frase, que justificando la decisión dice: “suministrar información
estadística suficiente y confiable en temas particularmente sensibles como
precios al consumidor, producto bruto interno y comercio exterior”. El Ministro no enfrenta al INDEC,
desprestigiado y decadente, pero reserva las urgencias solamente para su
territorio.
¿Acaso no estamos urgidos por conocer la realidad de la
salud, de la educación, del empleo? No
se reconoce todavía que el Censo 2010, además de violar la Constitución por su fecha, dio sobrados indicios de fallas.
Resulta difícil pensar en basar una política social seria sobre esos datos.
Está fuera de discusión que el Ministro necesita las cifras
como guía de su gestión. Es lo urgente. Pero no es todo. Y menos aún es todo lo
importante.
Siguiendo la metáfora
bélica, la emergencia estadística es una
medida para enfrentar la caótica situación encontrada en el INDEC. Tácticamente
corresponde suspender algunas normas, para poner orden y tomar posesión de esa
plaza fuerte.
Pero eso no es todo. ¿Cuál es la estrategia de mediano y
largo plazo? ¿No tiene que estar la táctica contenida en una visión de los objetivos
y metas de mediano y largo plazo? Si no se sigue un orden que establezca lo
importante, como guía para priorizar las urgencias, el apuro puede afectar
negativamente los objetivos importantes.
Por ejemplo el artículo 1, declara dentro del alcance de la emergencia
estadística al Sistema Estadístico Nacional (SEN)[1],
que está integrado por los servicios
estadísticos de los Ministerios y Secretarías de Estado, los servicios
estadísticos de los Comandos en Jefe de las Fuerzas Armadas, los servicios
estadísticos de organismos descentralizados de la Administración Nacional, los
servicios estadísticos de las Empresas del Estado, los servicios estadísticos
de los gobiernos provinciales, los servicios estadísticos de los gobiernos
municipales, los servicios estadísticos
de las reparticiones autárquicas y descentralizadas, provinciales y
municipales, los servicios estadísticos de las empresas provinciales y municipales
y los servicios estadísticos de los entes interprovinciales.
¿Qué efecto concreto tiene el Dto. 55/2016 sobre esos componentes
del Sistema Estadístico Nacional? ¿Se modificarán sus estructuras, se revisaran sus
plantas de personal? Si como resulta imaginable no fuera así, ¿cuáles serían
las consecuencias?
Las direcciones de Estadística de San Luis y de la
CABA, son parte del SEN. Les alcanza también
el Decreto 55. ¿Con que objeto?
La actividad estadística ha sido delegada por las provincias
a la Nación, solamente en el caso especial del Censo Nacional de Población (Art.
47.- Para la segunda Legislatura deberá realizarse
el censo general, y arreglarse a él el número de diputados; pero este censo
sólo podrá renovarse cada diez años). En todas la otras materias, corresponde a
las provincias el derecho a hacer las estadísticas que crean convenientes.
Gracias a eso, hoy se cuenta con los índices de San Luis y de la CABA.
En resumen, la declaración de la Emergencia Estadística,
constituye un paso menor en términos de los cambios necesarios, como
describiéramos anteriormente[2]
El balance de los primeros días de gestión ha puesto en
evidencia un Sistema Nacional de Estadística real, concreto y vital, que ha proporcionado
los recursos iniciales para la reconstrucción. No solamente los índices provinciales
mencionados antes. También el trabajo del sector privado ha mantenido una
ventana abierta a la observación de la realidad. Esa fue la batalla que ganó
Todesca y cuyos galardones luce en sus funciones actuales.
Es justo entonces esperar que se tenga en cuenta esa
realidad preexistente, cuando se rediseñe el modelo de red de información
estadística que le sirva al país y a la democracia.
La Capital publicaba en 2009: “Tampoco puede cambiar las cosas, una ley de
estadística aislada de un programa político, comprometido y participativo, con
metas claramente definidas. Una ley de estadística amplia y moderna, debe ser
código y agenda de trabajo, estandarte y garantía de la acción colectiva.
No basta con un mero recetario, con un compilado de fórmulas
recomendables. ¿De qué puede servir tomarle regularmente la fiebre, si no
sabemos que tiene el paciente ni que tratamiento darle?
En una sociedad encaminada hacia el futuro, la estrategia
nacional de desarrollo estadístico debe establecer sus prioridades siguiendo
las metas de la estrategia de desarrollo humano adoptada. Por ejemplo, los
objetivos de desarrollo del milenio.
Para saber dónde estamos, es necesario que la estadística
haga su tarea. La estadística no sólo sirve para predecir el futuro.
Fundamentalmente es una herramienta para producirlo. Por esa razón, un sistema
restringido a ocuparse de indicadores, índices, tasas y porcentajes, será siempre inadecuado
para el desarrollo y funcionamiento de una sociedad democrática” [3]