Una Estadística para la gente. Inolvidable Discepolin. Al nivel social, nuestro universo político está poblado exclusivamente por mitos y monstruos; Todo lo que contiene es absoluto y entidades abstractas.
26 julio 2018
Mañana es el Dia del Estadístico, en Argentina. Con ese motivo quiero felicitar a todos los colegas y formular augurios para que la Estadística se desarrolle en nuestro pais y en el mundo, y pueda brindar su colaboración al bienestar general y contribuir al manejo eficaz de la información en todos los campos de la actividad humana.
02 mayo 2018
De la Verdad de las Estadísticas a la Republica de los Datos
En el 2008 había transcurrido un año de la intervención del
INDEC. En la feria del libro de ese año presenté “LA VERDAD DE LAS
ESTADISTICAS”.
Han pasado 10 años. La mayor parte de ellos transcurrieron
bajo el régimen kirchnerista y con las estadísticas publicas torpemente
distorsionadas. Este año es el tercero de la presidencia de
Macri.
Durante estos años he compartido con ustedes comentarios y
opiniones sobre las estadísticas, pero fundamentalmente desde el punto de vista
de la Estadística a secas.
En LA VERDAD DE LAS ESTADÍSTICAS trate de describir el
proceso personal de la estadística como parte del pensamiento. También quedaron
señaladas en ese texto las relaciones personales que surgen a partir de los
diferentes intereses, como es el caso de los usuarios, los productores, los
medios, la educación y los informantes. (ACCESO AL LIBRO I)
Mi intención en esa oportunidad fue poner a la luz pública,
el carácter elemental y primitivo de los procesos básicos sobre los que se
desarrolla el pensamiento estadístico. En resumen, expresar que la estadística
es “observación, memoria y razón”.
Su material básico es la experiencia, tal que entonces
resulta natural tomar como una referencia a ella el dicho “la experiencia es la
madre del saber”, que a veces se enuncia también “la experiencia es la madre de
la ciencia”.
Pasaron 10 años, por los cuales el CPA ha sido congratulado
por múltiples y diversas expresiones.
Coincide nuevamente este aniversario con la publicación de
“LA REPÚBLICA DE LOS DATOS”. Este libro continúa las líneas de “APRENDER…” Y
las prolonga decididamente hacia el terreno social. Es la consecuencia directa
de las acciones devastadoras iniciadas en 2007 y mantenidas hasta diciembre del
2015.(ACCESO AL LIBRO 2)
Cuando publiqué “APRENDER…” alimentaba la esperanza de que
los actos que culminaron a fines de enero del 2007 fueran fugaces y la sociedad
pudiera reaccionar corrigiendo ese desvío.
No pasó así, el proceso se prolongó durante nueve años y las
reacciones se limitaron a la producción alternativa de datos. De múltiples
datos.
En 2010 como consecuencia de los resultados electorales del
año anterior, pareció que la oposición estaba en condiciones de elaborar una
nueva ley de estadística. Hubo múltiples proyectos que culminaron en propuestas
divergentes en senadores y diputados, que neutralizaron la posibilidad de
decidir algún cambio.
El nuevo gobierno recibió un INDEC roto, con instrumentos descalibrados
y alterados, y con una diversidad de problemas adicionales que hicieron
necesaria la declaración de la emergencia para dicho instituto.
No cabe ninguna duda, que es importante y meritorio, haber
hecho funcionar nuevamente los relojes principales de medición: precios,
empleo, PBI, entre los más notorios.
Sin embargo, no puedo dejar de llamar la atención sobre un
hecho curioso. El 31 de enero pasado el INDEC organizó las “JORNADAS
INTERNACIONALES DE ESTADÍSTICA”, con motivo de cumplirse 50 años de la sanción
de la ley 17622.
Resultó sorprendente esa reunión no por el temario, tampoco
por los expositores, lo más granado del sistema estadístico mundial, ni por la
concurrencia que fue muy numerosa.
Es alarmante porque se lo presentó como una celebración,
donde lo que se festejaba era el resabio de una dictadura, una estructura
residual que manifiesta en su orden conceptual la naturaleza autoritaria del
régimen que la engendro.
La ley 17622 debió haber sido cambiada hace muchos años. Es
una grave deuda que tiene la democracia consigo misma y con la sociedad.
El mundo ha transitado, en las últimas décadas, un notorio desarrollo
de las estadísticas públicas, donde se cuenta con la base de conocimientos en
la materia que acumulan los principales organismos mundiales, Naciones Unidas,
Banco Mundial, OCDE, OIT, BID, FMI.
Por otro lado, países tan distintos, como Méjico, Reino
Unidos, Nueva Zelandia, han formulado organizaciones que buscaron reconocer la
importancia de la Estadística, jerarquizándola en la propia Constitución,
poniendo la autoridad en el Parlamento o dándole nivel ministerial en el
Ejecutivo.
No se expresaron preocupaciones similares entre nosotros.
Basta revisar los proyectos discutidos en 2010 o los actuales borradores que
han trascendido, para comprobar la escasa relevancia que se le otorga a la
función estadística.
Para ilustrar el vínculo interactivo entre estadística y
política, basta señalar los grandes acuerdos propiciados por las Naciones
Unidas. Los Objetivos del Milenio fueron la primera expresión global de la
relación entre política y estadística, que se vieron perfeccionados como
expresiones de política basada en la evidencia con los actualmente vigentes
Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Nuestro país adhirió a ambas propuestas, de las cuales
derivan naturalmente lineamientos para un programa nacional de estadística. Sin
embargo, no debe omitirse el hecho de que los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible
y las 169 metas, se plantean en un contexto en el cual los procesos de evaluación
de políticas sociales y medio ambiental, han tenido un fuerte desarrollo en el
mundo.
La evaluación, especialmente la evaluación del impacto de
las políticas, saca a la luz el hecho indudable que, frente a una medición, las
evaluaciones de los resultados obtenidos pueden diferir, dependiendo de los marcos
de referencia, aplicados para darles sentido.
La interpretación o evaluación es una etapa esencial del
proceso de medición, a cuyos resultados otorga sentido el marco interpretativo.
La complejidad de los hechos, que para su medición deben ser aislados y
simplificados, reaparece en el momento de interpretarlos, bajo los términos de un
modelo más amplio, que en general no es único, especialmente en el campo social.
Esto lleva a preguntarse qué herramientas, que métodos, pueden servir para
confrontar las distintas interpretaciones.
Si observamos bien, estamos en un escenario ocupado por
diversas expresiones (intereses, escuelas de pensamiento, teorías, doctrinas).
Ese escenario fragmentado debe conciliar, para lo cual cada interpretación
dispone de un volumen de argumentos que deben ser contrastados con los de las
restantes interpretaciones, estando todas contestes en que debe llegarse a un
acuerdo y permitir la toma de decisiones en base a los resultados obtenidos. Un
resultado puede ser suspender las decisiones.
Salta a la vista que nada obliga, de acuerdo a lo descrito,
a que necesariamente se tenga que acordar. Puede encontrarse objeciones de tal naturaleza
que prevalezcan sobre el resto de los argumentos.
¿Cuáles pueden ser esas objeciones? Se destacan entre otras,
las que cuestionan los resultados obtenidos del proceso de medición, por
irrelevantes, inoportunos o no confiables.
Buscando remedio a esta situación parece recomendable que
los evaluadores, en general los interesados, cada uno munido de su marco propio
de referencia, intervengan activamente en la definición de los métodos y
procedimientos de medición, en los cuales se tengan en cuenta las dimensiones y
conceptos que cada uno tendrá en cuenta posteriormente, en el momento de
evaluar los resultados.
Es decir que la medición se desarrolla entre dos
conversaciones. En la primera se pactan las características del proceso de medición
y en la última se compulsan los resultados, de acuerdo a los criterios
convenidos. Los indicadores resultantes reciben el nombre de indicadores
fronterizos, porque se ubican de tal modo que pueden ser compartidos por los
distintos campos involucrados.
Este enfoque se asocia también necesariamente, a una nueva
visión de la ciencia que reconoce en su formulación los factores que influyen
cuando el modelo experimental cerrado, se abre y las variables internas quedan
expuestas al contexto. Este es específicamente el caso de las mediciones
sociales, donde no resultan aplicables ni útiles, los diseños experimentales
clásicos.
Este enfoque recibe el nombre de “ciencia posnormal” o
también “MODO2” de la ciencia, entendiendo por MODO1 el tradicional, que en el
ámbito científico “practican casi todos, casi todo el tiempo”.
Me parece claro que en este giro epistemológico hemos
llegado a un terreno donde los recursos y los métodos son políticos. En
consecuencia, el problema que fue planteado inicialmente como estadístico, se
ve claramente que en el caso de las estadísticas públicas es un problema
político.
Si hiciera falta alguna razón particular para reforzar este
encuadre ella puede ser encontrada en la naturaleza de la evaluación de
impacto, que corona la cadena evaluatoria y se resuelve dentro de una
“comunidad ampliada de evaluadores”. Es decir con el conjunto de los
interesados, beneficiarios o actores, en determinada política, programa o
proyecto.
Finalmente, como los evaluadores no son estratos sociales estrictos
y definidos, sino representantes de los interesados en las consecuencias de la política
bajo análisis, resulta interesante señalar que en este planteo reaparece la
necesidad de perfeccionar la capacitación, la participación y la representación
de los ciudadanos.
La educación estadística se convierte así en un eje de la
renovación educativa que tanto necesita nuestro país. Ciudadanos preparados en
la lectura y el análisis de datos, demandarán que la conversación política se
alimente de referencias concretas a la medida de los problemas y en
consecuencia al grado en que éstos pueden resolverse. No admitirán una mera
retórica a veces voluntarista, otras veces amenazante, y casi siempre las dos
cosas.
Se debe instalar una nueva forma de discurso político, que
abandone los juegos retóricos, y se concentre en los hechos y en los medios
para modificarlos y obtener los resultados buscados. Ese discurso debe
responder preguntas como las siguientes: ¿Cuánto cuesta arreglar eso? ¿Cómo se
puede pagar? ¿Que se conseguirá con cada
plan de pago? ¿Que se gana con eso?
Finalmente, es fácil observar en los debates actuales cierta
tendencia a ocuparse especialmente de las desviaciones y anomalías, que se
presentan durante el desarrollo de un determinado proceso, y se presta menos
atención hacia donde se dirige, con qué velocidad e intensidad se mueve el
flujo principal, la corriente central.
Parece que también aquí gobierna el principio de que sólo
una mala noticia es noticia. De ninguna manera se puede desconocer la
importancia de vigilar y auditar los procesos, con el objeto de medir también
las desviaciones y tomar en cuenta su peso relativo a la hora de juzgar el
movimiento general, distinguiendo los desvíos propios de la naturaleza del
proceso, de aquellos atribuibles a condiciones evitables. Sobre esa base diseñó
Deming el control de calidad y sería útil repasarlos.
Al cerrar quiero proponer, que dentro de la diversidad de
interesantes intercambios que se producen en la sociedad, comiencen a ocupar un
lugar los aspectos cuantitativos, que tienen un gran protagonismo si seguimos
una marcha gradual, es decir por grados, por cantidades que se acumulan o
descuentan en el tiempo, en reemplazo de ilusorios saltos cualitativos, que
repentinamente nos lleven al primer mundo o a la luna. Y generalmente terminan
en la lona.
01 mayo 2018
29 marzo 2018
¿Qué Ley de Estadística debe darse la democracia?
Una reparación impostergable
La Democracia merece su ley de Estadística, después de más
de 50 años transcurridos bajo la matriz acuñada por la dictadura, en 1968.
La democracia y la estadística son interdependientes y
el desarrollo de cada una está sujeto al destino de la otra. La estadística
pública solamente prospera en un clima democrático, abierto y tolerante. Pero
la democracia tampoco se consuma si sufre la carencia estadística, que le
impide conocerse y poner en práctica los modos razonables de argumentación que
le son propios, sostenidos en la fuerza de la evidencia de los hechos más que
en la enjundia de la elocuencia retórica.
“Sin información veraz y confiable los sistemas
democráticos palidecen.”, dijo Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL,
con ocasión de la quinta reunión de la Conferencia Estadística de las Américas.
Las estadísticas desempeñan un rol significativo en la
gobernabilidad ya que proveen datos clave para evaluar la rendición de cuentas
y la transparencia de las decisiones públicas. Su perfeccionamiento es esencial
para el buen funcionamiento de los sistemas democráticos.
La participación y el consenso deben ser los ejes
institucionales del sistema estadístico. Para ello, los contenidos seleccionados
deben ser relevantes para la sociedad, en cada momento histórico y tienen que
servir para guiar la marcha común hacia un futuro superador de injusticias y
desigualdades.
Prioridades y datos
En este momento la reducción de la pobreza es una
prioridad absoluta en nuestra sociedad. Es de un orden moral sagrado terminar con
urgencia con las formas espantosas de miseria que se encuentran a lo largo y lo
ancho de nuestro país. Hay que rescatar a los niños de las garras del hambre,
de las plagas endémicas, de una educación tan enclenque como los mismos párvulos.
Para hacerlo eficazmente se necesitan datos. Saber
cuántas son las victimas del atroz flagelo de la marginación, cómo son las
condiciones en que se manifiesta la indigencia y dónde se encuentra tanta
desdicha.
Por otro lado, en este dualismo contradictorio, también es
preciso conocer los recursos disponibles, la riqueza y los medios que se pueden
movilizar. Porque la desigualdad no surge solamente de la presencia de los
pobres. Hay desigualdad porque algunos, felizmente muchos, no son pobres. Y
deben ser solidarios, a través de un Estado activo, responsable y transparente.
Un estado democrático debe describir claramente la
situación, para explicar sus planes y demostrar los efectos de sus acciones. El
sistema estadístico está, en consecuencia, en la primera línea de esta batalla,
que debe librarse sin descanso y sin deserciones. El censista es el primero en
llegar a muchos lugares necesitados del país. El avanza “en descubierta”,
contando y registrando. Esas cuentas son el principio de cualquier estrategia de
acción social integral.
Valor de la información
La información estadística es parte del patrimonio
nacional, como la red de carreteras. Su valor es asimilable a las reservas de
oro del país. Está formado por el aporte de todos los que contribuyen con su
saber, a formar el gran fondo de conocimiento colectivo que permite tomar
acciones mejor justificadas.
La estadística es una herramienta fundamental para
apoyar la gestión pública basada en resultados. La información estadística
sirve de apoyo a la gestión de las políticas públicas en todas sus etapas:
desde la detección de las necesidades, el diseño, monitoreo y ejecución de las
políticas, hasta la evaluación de sus resultados.
La democracia, con un sistema estadístico organizado,
moderno y orientado a la demanda, puede alcanzar una alta efectividad en la
prosecución de objetivos como los del Milenio y aventar la nostalgia por la
presunta eficiencia de los modelos autoritarios, que descalifican el debate y
el consenso, en aras del oportunismo y la rapidez fundamentalista.
Las estadísticas públicas de calidad, relevantes y
oportunas contribuyen al bienestar social a partir de su impacto en la eficacia
y eficiencia de las políticas públicas en todos los ámbitos. En definitiva, un
sector público más eficaz y eficiente puede maximizar su aporte a la solución
de los problemas de los ciudadanos y dar mayor solidez al funcionamiento
democrático.
Organización del sistema estadístico
La organización del sistema estadístico debe expresar un
fuerte compromiso democrático, que enfatice la participación y el consenso. Que
se oriente a la demanda y tenga un fuerte perfil profesional.
La alta sensibilidad necesaria para
reconocer el orden de prioridad de las demandas de los usuarios, requiere el
funcionamiento de órganos de intercambio, evaluación y consenso que, sobre la
base de una adecuada y amplia representación sectorial y federal, legitimen las
decisiones que se tomen en cuanto al alcance y la oportunidad de los contenidos
de planes, programas y proyectos estadísticos.
La participación en la formulación
de conceptos, categorías y procedimientos de medición es una condición
necesaria para la aceptación de los indicadores y su empleo en las diversas
instancias de negociación en que participen los actores sociales mencionados,
lo que enriquecerá sin duda, los debates y fomentará soluciones consensuadas.
Por otro lado, nuestra organización
federal se expresa plenamente en materia estadística, que le ha sido reservada
en la Constitución a las provincias. Para valorar debidamente la importancia del
federalismo para el éxito, basta mencionar el largo período transcurrido entre
el IIIer. Censo Nacional de Población de 1914 y el IV° Censo Nacional de
Población de 1947, durante cuyo transcurso se multiplicaron proyectos en el
Congreso, que las cuestiones políticas surgidas de las transformaciones
operadas en el país hicieron naufragar uno tras otro, especialmente en el
Senado.
Alfabetismo estadístico
Pero las estadísticas, como producto resultante del
sistema propuesto, solamente son un factor necesario del proceso de aprendizaje.
El otro es la capacidad de análisis, las habilidades para interpretar los resultados,
que le otorgan significado y sentido a los valores observados. Esa capacidad,
esa forma de “alfabetismo estadístico” necesario, no es un conocimiento
exclusivo, especializado o esotérico. Por lo contrario, debe constituir una
parte fundamental de la educación común de todos, para que cada uno pueda
ejercer plenamente una ciudadanía crítica. La escuela, en todos sus niveles
debe contribuir a esa formación. Y el sistema estadístico debe participar del
proceso educativo a través de un centro de excelencia.
Una oferta de datos a cargo de profesionales calificados
y una demanda activa y preparada para el análisis intenso de los datos, pueden
conformar un círculo virtuoso, que permita el mejoramiento continuo de la base
de información disponible.
La política de los grandes números
Las estadísticas oficiales incluyen
trabajos que no encuentran semejanzas en el campo privado. Así, por ejemplo,
los Censos no solo constituyen las mayores encuestas que se llevan a cabo en el
país. Son la más grande movilización en tiempos de paz. Ese tamaño excepcional,
que caracteriza a la acción pública en la producción estadística, plantea
problemas que requieren una preparación especial de aquellos que deben
enfrentarlos y al mismo tiempo genera serias cuestiones relacionados con la
“carga estadística” y con la privacidad que debe garantizarse durante todo el
proceso a los informantes.
La “carga estadística” debe ser
controlada mediante la coordinación que evite la duplicación de tareas.
El Secreto Estadístico constituye la
clave de bóveda de todo el sistema. Su amplio alcance y riguroso cumplimiento
son imprescindibles para generar un espacio de confianza y cooperación entre
los informantes y los productores.
La difusión de la información es la
culminación de una larga cadena de esfuerzos y compromisos metodológicos y
logísticos. Es la razón última de todo el sistema y debe estar regida por la
regla de la más amplia divulgación. Esa divulgación debe asegurar la igualdad
en el acceso y por lo tanto las consultas no deben ser onerosas
Conclusión
Hernán Otero denomina al período de los tres primeros
censos, como la “edad del entusiasmo”. Estamos frente a un tiempo que exige una
nueva “edad del entusiasmo”. La información pertinente y válida, referida a los
problemas de la gente, debe proporcionar la necesaria base para la elaboración
de propuestas políticas basadas en hechos y la toma de decisiones consensuadas.
05 febrero 2018
Jornada Estadística Internacional
El 31 de enero de 2017 se desarrolló en Buenos Aires, con
motivo de los 50 años de creación del Instituto Nacional de Estadística y
Censos, INDEC, una “Jornada Estadística Internacional”.
Durante la misma los principales responsables del sistema
estadístico mundial desarrollaron en cuatro paneles exposiciones que pueden ser
rotuladas como la conferencia inaugural: “Enseñanzas para una nueva ley
estadística”.
Durante los últimos años se ha observado un fuerte
desarrollo, por parte de las distintas organizaciones internacionales, de
métodos y modelos de organización institucional y de mejora de procesos para la
producción de las estadísticas públicas. Esos avances aparecen sintetizados en
un conjunto de documentos entre los cuales cabe mencionar el titulado “Generic
Law of Statistical System”.
Esos avances son de gran utilidad y valor ya que señalan con
claridad componentes que deben ser necesariamente incluidos en un diseño moderno,
compatible con los estándares mundiales en uso.
Si tuviéramos que sintetizar en grado extremo las ideas
fuerza que articulan los esquemas propuestos, podríamos elegir dos palabras: independencia y profesionalismo.
Ésas ideas expresan la importancia de mantener los procesos
de medición estadística libre de influencias intencionales de los factores de
poder y al mismo tiempo asegurar que en esos procesos se pondrá en práctica el
mejor conocimiento disponible.
*****
La pregunta que surge de inmediato es: ¿ese enfoque es también
suficiente, además de necesario? Dicho de otra manera, ¿el sistema configurado
incluye todos los componentes que intervienen en el proceso de producción de
las estadísticas públicas?
Para identificar la posible ausencia de algún factor, es
conveniente volver a observar los que aparecen claramente incorporados y
resumidos en los dos conceptos de independencia y profesionalismo.
Frecuentemente la independencia se identifica con la
capacidad de la organización estadística de resistir la injerencia política,
casi exclusivamente. No se pone la lupa sobre las eventuales maniobras de otros
factores de poder.
Es conveniente detenerse en las relaciones entre la política
y las estadísticas públicas. Se hace evidente a poco andar en esa relación el
fuerte vínculo y la inevitable interacción que debe existir entre ellas. La
base de esa relación es la dependencia burocrática que las vincula.
Por otro lado, hay una necesidad mutua, considerando que la
finalidad de las estadísticas públicas es ser utilizadas en el proceso de
definición y evaluación de las políticas. Hay una demanda, originada en la
política y en sus objetivos, y una oferta, producida por la organización
estadística. Ambas deben articularse en una agenda de resultados y un
presupuesto de recursos, que expresan el balance entre los requerimientos y los
productos obtenidos.
Usuarios y productores, demanda y oferta, son los factores
dinámicos que determinan la actividad del sistema estadístico y su adecuada configuración.
En ese sentido las recomendaciones y diseños propuestos,
pueden entenderse usando la metáfora que utilizó J. A. Mejía en la jornada de Buenos Aires. El
señaló que los aspectos organizativos y de procesos son como el hardware del
sistema. Parece necesario agregar a esto el sistema operativo, que deja
disponible para su uso el equipamiento elegido.
¿Qué más es necesario? ¿Cuál es ese faltante local que no
puede ser incluido en un diseño estándar, o genérico como se denomina en la
terminología en uso sobre administración estadística?
*****
Para interpretar esa situación nada mejor que volver a
considerar el singular período por el que atravesó el sistema estadístico
argentino, entre 2007 y 2015. ¿Acaso es posible pensar el diseño del sistema,
sin tener en cuenta esos acontecimientos? ¿Por ejemplo, ¿alcanza poner el
énfasis de manera excluyente en la independencia y el profesionalismo, como si
eso sólo, por sí mismo, pudiera evitar la repetición de los abusos sufridos?
Porque mientras no se redefina independencia y se la siga
interpretando como mera defensa contra la mala política, no habrá lugar para la
sana interacción entre la estadística y la buena política.
La efectividad del aislamiento, el “efecto muralla china”
puede evitar la injerencia, pero también impide el libre intercambio con amigos
y aliados de la “buena política”, que en un clima de confianza debe impulsar el
mejoramiento y desarrollo de la información estadística.
Tampoco servirá que se entienda por profesionalismo sólo la
capacidad técnica pretendiendo que por sí constituya un blindaje. Está claro
que un profesional, en cualquier disciplina, está obligado a emplear las
mejores prácticas disponibles, por lo cual estará sujeto al juicio de quienes
están calificados para ello, como son sus otros pares en la materia.
Pero no termina ahí su responsabilidad profesional. También
deberá responder por un conjunto de valores éticos que configuran precisamente
su perfil profesional. Ésa trama de valores, que atraviesa en muchos casos las decisiones
que toma durante el desarrollo de su práctica, deberá ser analizado, evaluado y
eventualmente penalizado por tribunales éticos que deben dilucidar si se ha
incurrido en alguna falta.
Nada de eso se dice de manera específica, aunque se
sobrentiende que es un factor que se supone existente en el ámbito en el cual
tomen cuerpo las recomendaciones de carácter estándar o general. No se dice en
la versión estándar porque son factores propios de cada lugar y de cada momento
histórico. Constituyen la idiosincrasia nacional, que configura el contexto
general de la actividad, tanto público como privado.
*****
Un país como el nuestro que ha sufrido un agravio tan
grande, resulta sospechoso de presentar alguna anomalía que ha hecho posible
que ocurrieran esos hechos. Si no existiera una condición particular, ¿cómo se
puede entender que una sociedad que aparentemente funciona bajo un régimen de
elecciones libres puede haber tolerado la destrucción del sistema que
proporciona las señales para conducir al gobierno y registrar los resultados
donde lleva su política?
La existencia de dicha anomalía, la cual no pudo ser ni
prevenida ni corregida por el antiguo régimen, implica la necesidad de buscar
cuál fue la falla, que permitió que el sistema fuera pervertido.
Esa identificación resulta bastante inmediata. Basta
considerar solamente dos aspectos de la ley de creación del INDEC.
En primer lugar, se encuentra que originalmente el INDEC
integraba lo que se identificaba como Sistema Nacional de Planeamiento, al cual
se relacionaba por su dependencia del CONADE (Consejo Nacional de Desarrollo).
De ese Consejo emanaban las directivas sobre el contenido de los planes y
programas del SEN (Sistema Estadístico Nacional).
Al subsistir como un organismo residual el INDEC derivó por
diversas dependencias del Poder Ejecutivo, recalando en la actualidad como un
órgano de tercer nivel en el Ministerio de Hacienda de la Nación. Esa ubicación
resulta a todas luces la menos indicada en términos de independencia, habida
cuenta de la naturaleza de los indicadores que elabora el Instituto, como los
diversos índices de precios, así como los indicadores de actividad económica,
entre ellos el producto bruto interno.
Podrá argumentarse que si se le atribuye autarquía al INDEC
esos riesgos se verán reducidos. Sin embargo, no se puede desconocer la
diversidad de recursos que tiene el orden burocrático para penetrar en las
dependencias e influir en su desempeño.
*****
Queda así planteada la necesidad de establecer un sistema de
pesos y contrapesos que proporcionen formas dinámicas de interactuar con los
poderes, sin resignar las exigencias de las buenas prácticas ni los
comportamientos éticos que implican un auténtico profesionalismo responsable.
El profesionalismo responsable significa que el proceder de
un integrante está sujeto a la vigilancia, pero también cuenta con el apoyo y
la protección, del régimen profesional al cual pertenece, y en consecuencia
cualquier intento de atropello sobre uno solo significa el desconocimiento del
régimen al cual ajusta su conducta.
Si el país aspira a avanzar en el camino de mejores
estadísticas que sirvan para la aplicación de políticas basadas en la
evidencia, deberá salir del encuadre reduccionista con el que hasta ahora se
piensa el sistema estadístico. Tendrá que reconocer que dicho sistema es mucho
más que la agregación del INDEC, las direcciones estadísticas de las
provincias, las oficinas estadísticas de los Ministerios y otras, en el servicio
estadístico público.
La cultura es la información transmitida por aprendizaje
social. Como una parte
destacada de la cultura, el sistema estadístico debe incluir, por ejemplo, la
comunidad de usuarios, el Poder Legislativo, los medios de comunicación y,
sobre todo, una acción educativa que sirva al desarrollo de la cultura estadística
de la ciudadanía.
Buenos Aires, febrero 5
de 2018
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