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15 mayo 2007

¡Qué falta de respeto,qué atropello a la razón! Encuestas, una forma de hacer campaña

Las malas prácticas son una consecuencia natural del vacío legal y de la anomia moral.
 
Estrategia electoral
 

El que las paga sube entre 4 y 12 puntos

 
¿Qué debe hacer un candidato para mejorar en las encuestas? Puede prometer soluciones para los problemas de la ciudad, conseguir el apoyo de alguna figura popular, gastar millones de pesos en publicidad y hasta aparecer en cuanto medio de prensa tenga a su alcance. Pero pocas estrategias son tan efectivas como... tener los billetes para pagar esa encuesta.

En la actual campaña, ser el cliente de una encuestadora le asegura al candidato una mejora de entre 4,6 y 12,3 puntos –respecto de su rival más directo– en el sondeo final que dará a conocer esa empresa. Así lo demuestra el análisis de nueve encuestas de intención de voto publicadas en los tres principales diarios argentinos.

Tres de esas encuestas fueron encargadas por el equipo de campaña del jefe de gobierno, Jorge Telerman; dos fueron pagadas con los fondos que recolectó el ministro de Educación, Daniel Filmus, y una tercera fue solventada por Pro, el frente que auspicia la candidatura de Mauricio Macri.

El promedio de esas encuestas (de lo que se informa por separado) le otorga a Macri el 29,5% de intención de voto; a Telerman, el 22,9%, y a Filmus, el 19,6%.

Con relación a estos promedios, los sondeos de los candidatos muestran una desviación siempre en favor de quien pagó la encuesta.

"Frente a la contundencia de los datos, hay que descartar la casualidad. Es probable que haya situaciones en que hay un acuerdo explícito o implícito de que la consultora publicará datos más favorables al candidato contratante que los reales", sostuvo desde Estados Unidos Carlos Gervasoni, politicólogo argentino especializado en métodos estadísticos y opinión pública en época de campañas electorales.

La encuesta que mostró mayor diferencia con el resto de las evaluadas fue la de Opinión Autenticada (OA), una consultora que suele trabajar para el gobierno porteño.

Entre el crecimiento que muestra Telerman y los puntos que pierde Filmus, el jefe de gobierno mejora su posición en 12,3%.

Gustavo González, director de OA, negó enfáticamente a LA NACION que sus números puedan estar sesgados de alguna manera según quien contrate la encuesta.

Y recordó que en las elecciones de convencionales de Misiones (cuando fueron los únicos que vaticinaron la derrota del oficialismo) también les cuestionaban sus mediciones por haber sido contratados por el frente opositor.

"Lo que sí me extraña mucho son algunos porcentajes que le dan a Filmus las consultoras que él contrató", dijo.

Si la realidad es, efectivamente, la que describen los números de OA, entonces el problema se agranda: el resto de las encuestadoras habrían beneficiado a sus candidatos con desviaciones de hasta 18 puntos.

González admitió que "si hay un número que no conviene al candidato [que la contrata], entonces por ahí esa encuesta no se publica".

Esta es una de las posibles explicaciones del abrumador nivel de coincidencia entre ser cliente y ser beneficiado por una encuesta.

Para Gervasoni, que trabajó en el pasado
en campañas políticas, eso se llama "publicación selectiva" y está en lo que denomina una "zona éticamente gris".

¿Cómo funciona?
  • Un encuestador puede hacer varias encuestas y dentro de cada una de ellas hacer la pregunta de distintas maneras, según su conveniencia.
  • Al final podría tener una serie de pronósticos diversos, pero en lugar de difundir el sondeo que considera más serio sólo publica el más favorable a su candidato, ya sea para ganar su beneplácito (y que lo siga contratando) o para darle un envión ganador a su campaña.
  • Este último recurso se conoce entre los especialistas en opinión pública como bandwaggon effect (en castellano se acercaría a la definición de efecto rebote), aunque en esos círculos se admite que la maniobra no siempre es efectiva.
  • Una encuesta telefónica de mil casos en la Capital puede costar alrededor de $ 30.000. Aún más costosa resulta si es domiciliaria.
  • Se entiende que ningún encuestador quiera perder a sus clientes, aunque también es cierto que la forma de ganar clientes es acertar el resultado de las elecciones.
  • Por eso, las mayores manipulaciones -dicen los expertos- pueden ocurrir cuando todavía faltan varias semanas para los comicios.

    Explicaciones
  • La encuesta de Ricardo Rouvier mejora la situación de su cliente en 6,3% respecto del promedio general. "Hay distintas formas de medir, distintos períodos, es muy cambiante la situación entre los candidatos", explicó, aunque no quiso aventurar por qué esas diferencias (naturales en toda medición de opinión pública) siempre benefician al cliente.
  • Para justificar la buena situación de Filmus, Rouvier contó que su encuesta mide al candidato con la boleta completa (y Filmus es el único que es apoyado por dos figuras de alto perfil como candidatos a legislador).
  • Eduardo Fidanza, director de Poliarquía (contratada por Telerman), también ensayó como explicación las diferencias en el tipo de pregunta.
    La que se publicó en LA NACION (y que mejora la situación de su cliente en 5,8%) mide la intención de voto de cada fórmula. Pero la empresa difundió también la medición por candidato, en la que Telerman cae tres puntos. Aun así, su ventaja sobre Filmus es 4,2% mayor que la del promedio general.
    "En nuestro caso utilizamos exactamente la misma metodología que cuando encuestábamos para LA NACION. Pero no se les puede dar el mismo rango a todas las encuestas. Esa de Opinión Autenticada lo hace por coincidentales [entrevistas en la calle]. La empresa Management & Fit es trucha", se defendió Fidanza.

    Por Oliver Galak
    De la Redacción de LA NACION
 
 
http://www.lanacion.com.ar/908765
Hugo O Ambrosi

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