Después de la noche…siempre llega el día (1)
Así como el día apaga sus luces al anochecer, cuando la noche está más cerrada, en algún momento comienzan a abrirse las luces del alba. De la misma forma, cuando nuestra preocupación parece sumergirnos fatalmente en la oscuridad, en algún momento se abren vislumbres de solución.
Cuando se trata de información, siempre hay alguien que cree beneficiarse con la confusión y falta de información. Que sus ganancias, económicas o políticas, podrá lograrlas en perjuicio de otros.
Es necesario admitir que esas tensiones entre intereses y grupos, son una constante de la vida social. Que no vale que nos pongamos ingenuamente quejosos contra los procederes desleales, porque la moral no alcanza para controlar las conductas socialmente inadmisibles y hace falta recurrir al poder de la ley, para reprimirlas.
Lo único que vale es una actitud proactiva que perfeccione el marco legal y señale los intentos de vulnerarlo. Debemos reconocer que la noche no cayó de sorpresa, sino que fue largamente anunciada por muchos episodios a lo largo de los años, a los que se les restó importancia, porque parecían periféricos, sin reconocer que con ellos se probaba la vulnerabilidad del sistema.
La falta de reacciones fortaleció la creencia en que la prepotencia es posible, porque siempre habrá un silencio cómplice tolerándola. Actividades y personas fueron víctimas de atropellos a los que la falta de una adecuada organización colectiva impidió responder.
(sigue)
