A fines del siglo XIX Sarmiento libró un legendario combate
contra el analfabetismo que llevó a nuestro país a un lugar de privilegio en el
mundo. Fuimos una nación totalmente alfabetizada y con calidad educativa.
Los frutos de aquella épica han sido dañados y es necesario
recuperarlos. Pero hoy hay un nuevo desafío, que emerge en el camino del
desarrollo político de nuestra sociedad. ¿Cómo curarnos de los males del relato
y de los abusos del populismo? El cuidado de nuestras instituciones solamente
puede estar a cargo de ciudadanos críticos y activos. Y la herramienta
fundamental para ejercer esa ciudadanía comprometida, es la información, particularmente
la información estadística.
Pero no basta reconstruir el INDEC desquiciado. Como
entendió Sarmiento en su época, también ahora es necesario que la educación
prepare y proporcione las herramientas para que todos sean capaces de “leer la
realidad”. Se necesitan datos y la habilidad para entenderlos e interpretarlos.
La nueva política necesita ciudadanos preparados para
practicarla,